Comienza la temporada... a 1ºC en Madrid

Para empezar, saludaros a todos de nuevo. He estado un poco perdido de este blog, más que nada porque tengo un proyecto en mente de un libro de música que me va a llevar unos cuantos añitos y al final uno no se puede multiplicar. No obstante, esta temporada intentaré iros dando una visión de la parte más cercana del cicloturismo, contándoos las rutas que voy haciendo.

Comentaros que por Puertollano ha sido una pretemporada un tanto complicada. No he tenido problemas graves de lesiones, sólo unas molestias en la rodilla derecha que no llegaron a ser demasiado graves. Sin embargo, este año ha llovido mucho más y, además, previamente hubo unas cuantas semanas de muchísimo viento. No he hecho muchos kilómetros por aquí, pero os puedo asegurar que los entrenamientos han sido muy intensos. No porque yo lo haya querido, sino porque las condiciones climatológicas no han dado otra opción.

En diciembre nos llevamos la desilusión del dichoso sorteo de la Quebrantahuesos. Que les den. Van a morir de autosuficiencia. Ampliaron sin necesidad el plazo, cuando los preinscritos ya sobrepasábamos las plazas que se iban a otorgar. Así dirán que han tenido más preinscritos en las revistas, pero han perdido muchísima credibilidad. Y, la verdad, es que me da igual, porque no hay mal que por bien no venga. A falta de Quebrantahuesos habrá Canal de Castilla, y también una interesante marcha por los Pirineos con Paco y la gente de Lo Rat Penat. La Quebrantahuesos es una gran experiencia, pero gestionada desde el marketing más atroz. Y hay vida más allá. Pronto os iré contando los objetivos de este año, pero no quiero extenderme demasiado por hoy. Así que me centraré en la etapa del domingo.

Como muchos de vosotros sabéis, he pasado los primeros días del año en Turquía, a caballo entre la antigua urbe de Estambul y los parajes de la Capadocia. El viaje ha sido impresionante. Una auténtica gozada. Y como cada año, tras los días de parón, toca volver a montar en bici. Esto es algo habitual en mí, siempre me cuesta especialmente la primera salida de enero, porque suelo tener las piernas cargadas de andar una barbaridad. En 2008 fueron Mérida, Trujillo y Cáceres. En 2009 Lisboa, Sintra, Aveiro, Porto y Ciudad Rodrigo. Esta vez Estambul y la Capadocia (Ügürp, Göreme, etc). Y así más o menos los años anteriores: Puerto de Santa María, Granada, Praga, Sevilla, Alcossebre. Cada Nochevieja en un sitio y nunca con la bici. Y después, casi me toca coger una con ruedines...

Por suerte ya pasé los años en los que la Nochevieja significaba empezar a mezclar bebidas desde las cinco de la tarde y acabar un poco perjudicado. Era divertido, pero después los primeros sudores en la bici olían un poquito a alcohol. Y no, nunca fui un borracho, pero la vida sana es mucho mejor para estos efectos.

El sábado estaba tan sumamente cansado del viaje que decidí quedarme toda la mañana en la cama recuperándome. Fue lo más inteligente, después de haber aterrizado en Barajas la noche anterior. El domingo quería haber ido al templo de las rutas madrileñas de invierno: Villaviciosa de Odón. Pero razones que es mejor obviar aquí hicieron que no debiera coger el coche (las diré, Gallardón y sus limitaciones para aparcar en según qué sitios entre semana) y acabara haciendo mi circuito favorito de la capital.

Es un trazado corto, alrededor de la Ciudad Universitaria, donde los fines de semana apenas hay tráfico. Básicamente, se baja de Ginzo de Limia por Sinesio Delgado, se sube un repecho bastante duro para llegar a Francos Rodríguez, y se baja hacia las facultades. Me dirijo entonces hacia la Facultad de Medicina y sí, aunque suene un poco tétrico, paso por el Instituto Anatómico Forense para subir otro repecho interesante hacia la EOI. Se baja de nuevo por una calle paralela, en dirección a la Facultad de Químicas y se asciende el repecho del Instituto Nacional de Meteorología, que te lleva al mismo lugar. Y por último se vuelve a bajar a Químicas, pero se sigue hacia el CIEMAT para subir la Dehesa de la Villa, por donde pasó el Mundial de 2005. Un repecho muy bonito entre la montaña de un parque que te aísla por completo de los agobios de Madrid. Un sitio para perderse, donde los chulapos y las chulapas salen a hacer deporte los fines de semana. O a pasear, o a tratar de ligarse a la pareja de turno, que todo es comprensible. Arriba, tras ascender 1.5 km al 4% aprox., llegas de nuevo a Francos Rodríguez. Son algo más de 10 kms de circuito, con tres repechos interesantes, a los que hay que sumar el de acceso al mismo y el de la vuelta a Ginzo de Limia. Una sucesión de pequeñas cotas que te ponen muy a tono. Por mi experiencia, no es necesario hacer demasiado por este circuito. Con 2 horas de entrenamiento por aquí como mucho preparé otros años la Ciutat de València y llegué de sobra en buenas condiciones al final.

Esta vez estaba con las piernas pesadas. Me costaba subir, pero iba tranquilo porque lo único que quería era montar en bici. Y bastante hice yendo algo más de una horita, porque a 1ºC no apetece mucho más. Suerte tuve que no me cogiera la nevada monumental que cayó a partir de las cuatro de la tarde. Y si después de salir con culotte largo, perneras por debajo, calcetines gruesos, botines, dos camisetas interiores, paravientos, chaqueta y guantes de invierno volví a casa casi congelado, es que hacía realmente mucho frío. Menos mal que salí a las doce y media. Media hora antes los termómetros marcaban temperaturas negativas. A estas alturas todavía es cuestión de disfrutar y tuve la suerte de hacerlo sin padecer demasiado. Eso de subir la Morcuera nevando ya me queda lejos. Cuatro años atrás, creo. Será que me estoy haciendo viejo, pero bueno, mejor preservar la salud.

Esta semana toca Madrid de nuevo. Dicen que va a llover, así que habrá que llevar chubasquero. Si hay suerte caerá una etapa por Villaviciosa de Odón y otra por la Ciudad Universitaria. Ir a la Sierra ahora mismo es una locura. Pero bueno, algo habrá que hacer, porque dentro de dos semanas espero veros de nuevo por Valencia. No he mirado todavía qué etapa toca, pero no es cuestión de motivarse para daros palizas todavía. Ahora pienso más en los míticos almuerzos hablando de la confesión de la comunión de David. No seáis malvados, pero tampoco demasiado buenos. ¡Nos vemos pronto!