¡De vuelta por mis fueros!

Si os digo la verdad, ahora mismo estoy un poco tierno porque al fin encontré la canción con la que Faith No More comenzaron el memorable concierto del Sonisphere en Getafe. Se trataba de "Reunited", una versión de Peaches and Herb, con un toque soul tremendamente romántico. Pronto Mike Patton y todos los músicos de la banda norteamericana pasaron al magnífico uso de la distorsión, los épicos teclados y la potente percusión con "From Out of Nowhere". Y sí, quizás resulte que yo también llegara a la etapa de ninguna parte... Todo el año siendo estricto en los entrenos de los sábados, sacrificando cualquier posibilidad de lucimiento personal para llegar a los objetivos en el mejor estado posible. Y todo ello con la dichosa alergia en mayo y junio.

Julio es un mes que me encanta. Poder salir a la calle sin jugarte la salud es una gozada. Además, te queda el punto de forma de los duros entrenamientos de los meses anteriores, y acabas yendo muy bien. Ahora lo interesante es no pasarse de vueltas, de cara a la Pedro Delgado, el último gran objetivo de la temporada. Por eso me puedo permitir el lujo de parar a almorzar, cosa que me apetecía muchísimo.

Se repitió la eterna ausencia de David. Cada semana tiene un motivo diferente para no salir. No voy a hacer carrera con él. ¿Y los Schleck? Frank, el mayor, se descolgó muy pronto e hizo una de las mías, haciendo a saber qué recorrido. Andy, el pequeño, no acaba de emular mucho al luxemburgués, aunque por lo menos hizo la etapa enterita...

Con el exitazo de estas promesas, al final uno tuvo que decantarse por Andy Bonell. ¿Será Andrés el bombazo madurito de Rodadores?

La etapa comenzó con tranquilidad por las calles de Burjassot. En el Club de Tenis la lié un poco. El viernes llegué tarde del viaje y no dormí muy bien, por lo que me dolían un poco las piernas. Sin embargo, creo que si me hubiera tomado un poco más en serio el tirón que di en ese tramo, habría acabado destrozando el grupo en pedazos. Quizás porque quedaba mucha etapa y es mejor ir juntos más rato, me corté un poco... pero acabé despertando a las bestias, que estaban un poco dormidas hasta ese momento: Paco y Moiso básicamente.

Se rodó bastante rápido hasta Olocau. Un poco antes de la Maimona, ese dolorcillo de piernas al que hacía antes referencia, hizo que me quedara unos metros. Sin problemas. Estaba dispuesto hacer la etapa como si fuera un corredor francés. Si no se puede con la general, habrá que cazar una etapa... Y así se fueron por delante Paco, Moiso, Chuki, Manolo y Javi "el zamorano", camino del Pico del Águila. Yo no me inmuté demasiado, y acabé subiendo tranquilamente con Andy... Bonell.

Lo mejor de todo es que vimos a Dani, y volvió al almuerzo con nosotros. Es la noticia más grata que puede haber en Rodadores. Dani es básico en esta peña. Hace falta gente como él. ¡Me alegro! 

Tras el prolongado descanso en la piscina de Gátova, comenzamos la bajada hacia Olocau, volviendo por el mismo camino. El último tramo fue ciertamente rápido, tanto que llegué a descolgarme un poco de Dani, Manolo, Moiso y Alejandro, aunque no tuve problemas para enlazar de nuevo en la Maimona. También estaba por allí el incombustible Juanito, que llegó más tarde al almuerzo.

La verdad es que no tenía muchas ganas de guerra, pero algunos comentarios en el almuerzo encendieron la chispa adecuada. Así que era el momento de demostrar algunas cosas. No es lo mismo hacer una etapa sin parar que dos minietapas descansando. Ni mucho menos es lo mismo hacer una entera enfermo que dos "minis" sano. Hay un mundo de diferencia. Así que era el momento... La canción que me viene a la mente es "Another One Bites the Dust"... y es que rodar más de diez kilómetros con un fuerte viento en contra, y que haya gente muy buena intentando seguirte y no lo consiga, sin que antes haya dado un solo relevo, quiere decir algo. Lo necesitaba.

Al final, otro tramo de relax más que merecido, y un nuevo pique en Santa Bárbara. Empecé el último a propósito, y en cuanto atisbé un ataque respondí desde detrás. Me encanta esa tachuela. Sólo Paco me siguió y, sabiendo que está más fuerte (tremendo cómo se ha puesto este año), aguanté un poco la marcha para acabar esprintando a partir de la última rotonda. No fue tan espectacular como la subida del año pasado, pero resulta que tener a Paco a rueda infunde respeto, y es mejor guardar un poquito para el final.

En resumen, una etapa más o menos sencilla, en la que disfruté de la compañía de los amigos en el almuerzo, de la presencia de Dani, y de un estado de forma que se acerca mucho a lo que se debe esperar de mí.

Estaré de nuevo con vosotros en un par de semanas. Ésta toca descansar un poquito, en los Campos Elíseos...