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DIARIO DE BITÁCORA DE UN CICLISTA CON LOS HUESOS QUEBRANTADOS… Y HÚMEDOS (Parte 2)

23 - Junio - 2010 /1 Comentarios/en cicloturismo

Crónica de los días anteriores a la QBH. (En los próximos días, la historia continuará, con fotos inclusive) LEER ANTES PRIMERA PARTE.


17 Junio 2010. Inicio mi viaje a las 18:20 de la tarde, tras una pequeña siesta después de mi querido programa de Ángel Martin, mi Patri y la Prendes. Después de circular con algo más de tranquilidad de lo que mi conducción suele indicar, concluyo mi viaje cerca de las 23:30 en Cuarte de Huerva, un pueblo cercano a Zaragoza, tras parar a cenar en una pequeña población de mi querida provincia de Soria. Tras 570 kms de trayecto, Diego me muestra su casa con la hospitalidad que le caracteriza y… ¡a descansar se ha dicho!

18 Junio 2010, por la mañana. Salgo a dar una vuelta muy tranquila entre Cuarte de Huerva y Zaragoza. Parece una tontería, pero supone otro pequeño hito en mi vida como cicloturista: es la vigésima provincia de España en la que salgo en bici; además de Francia y la vueltecita por Xian en China. Hasta ahora, he circulado sobre las famosas dos ruedas, ¡a golpe de pedal!, en: Valencia, Castellón, Alicante, Murcia, Granada, Córdoba, Cádiz, Cuenca, Albacete, Ciudad Real, Guadalajara, Teruel, Huesca, Zaragoza, Madrid, Segovia, Soria, Burgos, Cantabria y Asturias. Después de la duchita de rigor, me dirijo a Huesca. El hostal no es ninguna maravilla, pero cabe recordar que todas las plazas hoteleras  estaban ocupadas a 50 kms a la redonda de Sabiñánigo en el momento de formalizar nuestra inscripción. Cuando me enseñan la habitación, no llego a ver la segunda cama, y por un momento me veo compartiendo lecho de amor con Moiso en una cama de noventa. Por suerte, o por desgracia, ¿quién sabe?, hay una segunda cama detrás de la puerta. Salgo a comer y a comprar cosas para desayunar y avituallarnos al día siguiente. Tras compartir mi mesa solitaria del italiano con un grupo de dieciséis niñas, a cada cual más escandalosa, me dirijo al hostal. Las empanadas de carne deja un olorcito muy característico en la habitación. Son las cuatro de la tarde. En pleno reportaje de la Prendes, Moiso me despierta de la siesta. ¡Al fin ha llegado! Se instala en nuestro nidito, no sin notar esa mezcla de olor del baño con el de las empanadas. Al final, éstas acaban en el armario, impregnando de su aroma a las mantas de los próximos huéspedes.

18 Junio 2010, por la tarde. Cerca de las seis de la tarde… ¡al fin llega Diego! Nos vamos en su coche a Sabiñánigo. Nos va contando cosas de su trabajo, mientras vamos pasando por cada una de las obras de la carretera que transita por el puerto de Monrepós. Pronto recogemos nuestros dorsales, salvo Moiso, ya que lo tenían extraviado. Al final, después de la atención de un muchacho un tanto peculiar, conseguimos el dichoso dorsal. Estamos en una nave industrial de dimensiones considerables. Es una especia de feria del cicloturismo, donde nos acabamos cruzando con gente de la talla de Joseba Beloki, Eduardo Chozas o Chente García Acosta. Hay distintos stands bastante interesantes (Ciclismo a Fondo, ¡qué ofertas!; Strands, Maindru Photo, la tienda de bicis de Carcaixent, Polar, Catlike, Orbea… y muchos más). Devoramos la información y, al ir a comprobar los chips caigo en… ¡la Operación David! ¡Dios! Su dorsal está por aquí. Al grito de “No estamos todos, ¡falta David!”, me dirijo a por su dorsal. Sorprendentemente, me lo dan sin problemas. Son las 20:30. Nos acordamos de Dani. Sabemos que es casi imposible que se anime y, de hecho, es mejor que no lo haga, porque cada uno debe participar con su dorsal, por respeto a la organización. Le llamamos por teléfono, y le ponemos los dientes largos. Evidentemente, venir a Sabiñánigo de empalmada al acabar de trabajar es una locura. Me habría gustado verle la cara al recibir la llamada. Nos vamos a Huesca, no sin antes hacer una inspección en una aldea cercana, para buscar lugar de aparcamiento.

 

 

 

 

 

18 Junio 2010, por la noche. Llegamos a Huesca. Recogemos a Irene y, sin más historias, nos vamos a cenar al mismo italiano donde comí. Pasamos un frío del carajo, porque comemos en la terraza. Y Moiso con una camiseta de esas que lleva en las que parece un jugador de baloncesto (una especie de Charles Barkley en escala 1:2). Daba frío verle. Por fin llegamos al hotel. Nos colocamos los dorsales y preparamos el resto de cosas para salir pitando al día siguiente. Despertador a las 05:00 ¡a.m.! De nuevo con el aroma a inodoro de los años 50, combinado con las suculentas empanadillas de carne; nos dispusimos  a echar una cabezadita, no sin antes desconectar una pequeña nevera que hacía más ruido que el Ferrari de Fernando Alonso. Eran las doce. ¡A dormir!


Última actualización 29/06/2010 19:10:59

Moises Orgaz Perez 24/06/2010 12:43:02

Vicente me debes unas empanadillas gallegas, jejeje. Al final me quede sin probarlas!!!


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