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Excursión a Casas del Río: un recuerdo imborrable (2ª parte)

18 - Abril - 2013 en cicloturismo

Crónica de una ruta que nunca olvidaremos. (2ª parte: Trayecto desde Alcalá del Júcar hasta Casas del Río).


Tras subir con cierta tranquilidad junto a Moiso el puerto de la Sierra de la Solana, llegamos a lo que bien parecía la cumbre habiendo dejado atrás a bonita población de Alcalá del Júcar. En una de las últimas curvas, echamos un vistazo para comprobar por dónde venían los afectados por la incesante presencia de Murphy. Rezagados, se aproximaban unos cuantos hombres de rojo. No veíamos junto a ellos a Chevi. Algo raro pasaba.

 

Ya arriba, Jesús se detuvo para arreglar definitivamente su pinchazo. Cuando llegaron Manolo y Julián nos enteramos de la peor de las noticias. A Chevi se le había roto el cuadro. ¡Vaya mala suerte! Menos mal que teníamos coche de apoyo... y vaya lección nos dio el bueno de Chevi. Otro se habría derrumbado. Sin embargo, él continuó toda la etapa con muy buen humor. Por suerte, la predilección de su hermano Juanlu por los deportes de no sudar, le permitirá a la vertiente atlética de gota gorda de los García Moreno disponer de otra bicicleta exactamente igual para realizar las próximas etapas.

 

No fue Murphy, sino el espíritu de Macastre, el que impregnó a Juanito, quizás envidioso del protagonismo de Jesús y Chevi, para dejar caer su bicicleta al suelo, saltándosele la cadena y requiriendo de la enésima reparación. Dejamos a Chevi acompañando a Clara en el coche después de esto. No era cuestión de dejar solo a Juanito, aunque las malas lenguas decían que en el peor de los casos llegaría a Albacete si se equivocaba, y desde allí podría coger un tren a Valencia.

 

Los siguientes kilómetros hasta el almuerzo continuaban con tendencia ascendente, y Moiso lo acabó pagando. Normal. Era su cuarta salida del año y venía directamente salido del trabajo. Bastante hizo. Entre Manolo, David, Chuky y yo intentamos arroparle lo mejor posible, mientras Jimmy se cargaba un radio y Juanito nos daba la oportunidad de escuchar sus incesantes chascarrillos.

 

Desde aquí mi más sincera enhorabuena a Moiso. Es un auténtico crack. Quienes le conocemos sabemos que acabará estando en muy buenas condiciones en tan sólo un mes. Se le agradece el pundonor mostrado para acudir a una etapa dura sin estar en las mejores circunstancias. Seguro que poder compartir el trayecto con gente como Pere y Rober le hizo sacar fuerzas de flaqueza, y al final todos pudimos disfrutar con él, una de esas personas con quien las etapas adquieren siempre otro color. Como Moiso siempre ayuda, y quienes le conocemos lo sabemos de sobra, no dudamos un segundo en hacer lo propio con él. Por suerte llegamos a Alatoz, y nos pudimos dar un merecido homenaje en forma de almuerzo.

 

La plaza de Alatoz quedó repleta de bicicletas, y el bar lleno de ciclistas ávidos de un buen almuerzo, acompañado por una típica ración de rabo de cerdo. Ideal como reconstituyente este refrigerio. Otro acierto de Vicente Ferrándiz, especialista culinario de la peña, al más puro estilo de jurado de "Master Chef" de bocadillos y raciones.

 

Ya en la salida, continuamos la marcha hacia Jarafuel. En esta ocasión, el terreno era bastante favorable, y aprovechamos para rodar en grupo, salvo en algún que otro tramo con pequeños escarceos de algún ciclista inquieto. Por detrás, Manolo actuaba como director de orquesta, asegurando que el ritmo fuera allegro ma non troppo, de manera que ningún intérprete de tan notable actuación se quedara rezagado.

 

 

En Jarafuel, tras solucionar alguna duda para encontrar el camino hacia el Caroche, me llevé la gratísima sorpresa de comprobar que prácticamente todos habíamos optado por la versión larga de la ruta. Solamente Moiso y Julián Ramón, que tenían que volver a trabajar; José Luis, que se tenía que ir a Murcia pronto; y Jimmy, que andaba con un radio roto, se fueron directamente a Casas del Río, de una manera más que justificada.

 

Anduve varios kilómetros junto a Jordi Anguera, tratando de acompañar en lo posible a Chelo y, por supuesto, a Julián, Manolo, David, Aurelio, y el resto de compañeros siempre solidarios. Conocía bien este terreno, por haber participado en todas las ediciones celebradas hasta la fecha de una marcha tremendamente recomendable, la del Valle de Ayora-Cofrentes. Continuos toboganes, en algunos casos más duros que algún puerto de montaña, nos aproximaban poco a poco a la base del Caroche. El destino, y un inoportuno pinchazo, hicieron que acabara empezando el puerto con lo más granado de la juventud rodadora, a saber: Rober, Pere, David, Miguel y, ¿cómo no?, Manolo.

 

Ya en el Caroche, me dediqué a ir remontando posiciones para realizar un reportaje fotográfico de la mayoría de los compañeros. Me encontré muy bien, aunque debo reconocer que después de tantos cambios de ritmo para ir cazando a todos, acabé algo cansado en el Caroche. En muchos casos, se apreciaba una garra y una lucha feroz contra el terreo y contra uno mismo, que realmente me llenó de orgullo... Orgullo de presenciar cómo mis compañeros no se amedrentaban ante un reto que muchos de ellos habrían considerado imposible en otras ocasiones. Pero no, esta peña está repleta de valor, y sólo así se entiende la exhibición que nos da cada semana Paco Martínez; así como Agustín, de quien casi nunca hablamos pero siempre acaba estando allí. Me quedé con la cara de satisfacción combinada con sufrimiento de Vicente Ferrándiz, con la colaboración inteligente de Álex y Carol, con la fenomenal ascensión de Miguel, con la buena dosis de testiculina de Pere y, sobre todo, con la sorpresa del día: la exhibición de Chelo. Hace unos meses no habría imaginado ni por asomo que la iba a ver subiendo el Caroche, ni haciendo esta etapa completa. Sobran las palabras. Esta tía vale muchísimo.

 

 

 

 

 

El Caroche bien merecía una parada para reagruparnos, tener un pequeño avituallamiento, y hacernos la foto de rigor. Otra de ésas que se recordarán con el paso de los años.

 

 

Desde allí, la etapa fue una fiesta. Sabíamos que ya habíamos hecho lo más difícil. ¡Prueba superada! Rodamos agrupados hasta Cofrentes, en un terreno notablemente favorable. Desde allí, todavía quedaba la subida al balneario, y los últimos repechos junto al río Cabriel. Anduve acompañando a Carol y a Álex, algo que ya me resulta habitual después de Ademuz y Aliaga. Grata compañía.

 

 

 

 

Y así, unas horas después, volvíamos a Casas del Río, tras haber disfrutado de un maravilloso día de ciclismo, en el que el comportamiento de todos fue excelente.

 

Al igual que en Alcoy, esta vez nos quedamos unos cuantos en el bar, con una segunda versión de degustación de rabo de cerdo. Suplemento perfecto para una ruta que satisfizo a todos.

 

Por último, quisiera destacar la gran etapa que realizó el compañero David. Al fin ha aparecido en una crónica de un gran día de ciclismo habiendo hecho las cosas muy bien. No podemos sino felicitarle por su enorme progresión. ¡Ahora sí! ¡Ése es nuestro David!

 

Además, esta etapa será recordada por mucho tiempo como la última que ha hecho Pere antes de su viaje. Esperemos verle por aquí de vez en cuando, que disfrute mucho de su nueva etapa y, sobre todo, que algún día podamos volver a compartir rutas tan especiales como ésta, o como el pasado año en los Alpes. Gràcies Pere per tot! Passa-ho molt bé!

 

 


Última actualización 26/04/2013 0:08:31


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