Febrero duro, con el Ave Fénix dormida (Parte 1)

Han pasado ya unas cuantas semanas desde la última entrega de este blog. Disculpen ustedes, a partir de ahora volverá a publicarse con la misma frecuencia que era habitual. Demasiado ajetreo en la vida personal. No es cuestión de dar detalles, quienes los conocéis, ya los sabéis de sobra. En cualquier caso, esa misma falta de tiempo para escribir se ha traducido en una falta de tiempo para entrenar. Por suerte, he podido respetar los fines de semana y salir algo en bicicleta. 

Ahora comienza la parte más interesante de la temporada. Obviamente, a corto plazo, no estoy preparado para ella. Ciertamente, a largo plazo, esto no me preocupa en absoluto. No tengo ninguna prisa. Este sábado se celebra la Brevet de Massamagrell. Esperemos que el cuerpo aguante. A nivel psicológico, me sobran las ganas. ¡Estoy dispuesto a sufrir! A nivel físico, sé que lo pasaré mal cuando llegue al umbral de mi resistencia. En cualquier caso, eso es algo que ya os contaré la semana que viene. Será la crónica de mi quinta brevet, de mi cuadragésimoprimera marcha, de la novena vez que supero los 200 kilómetros... y la primera en que hago todas estas cosas en 2012. Volveremos a ser los mismos actores que el año pasado: Diego, Dani y yo; con la compañía de uno de los grandes fichajes de Rodadores este año: Pau. 

Más allá del corto plazo, mis miras son un poquito más altas y lejanas. Me hacen especial ilusión las actividades con Rodadores, tales como Alcoy, Venta del Moro y Ademuz. Ya llegará el stage de Teruel, hablaremos de él en próximas fechas. La Quebrantahuesos será una fecha mágica, si bien no voy a perder la cabeza por ella. Será mi quinta participación, por lo que a estas alturas ya sé cómo llegar y cómo hacerla. Siempre me he negado a centrar todos mis esfuerzos exclusivamente en una cita al año. Lo considero un error. Demasiada presión para alguien que no va a ganar ningún Mundial. Por cierto, no lo olvidemos, tampoco creo que ninguno de los 8499 participantes restantes vaya a lucir el maillot arco iris salvo que se lo compre en una tienda. La mayor ilusión será ver a 22 ciclistas enfundados con la equipación de Rodadores; un orgullo para el club y para el barrio. Sin embargo, personalmente me parece infinitamente más atractivo el reto de los Alpes. Mont Ventoux, Glandon, Alpe d'Huez y Galibier nos están esperando. Para eso todavía faltan cuatro meses y medio, pero ya estoy impaciente.

Total, que la falta de forma física a mediados de marzo puede ser una ventaja para estar fresco cuando realmente interesa. No olvidemos que la temporada es muy larga, y los cuerpos no dejan de funcionar como unos vehículos a motor. Está claro que necesitan rodaje, pero... ¿sabéis qué ocurre cuando se acaba la gasolina? Por desgracia, ya tengo experiencia en ello. 

Por lo que respecta a estas últimas semanas, tengo bastantes cosas pendientes que contaros. Son nada menos que seis las que llevo de retraso en lo que a crónicas se refiere.

El 11 de febrero fuimos a Chiva. Se trata de una etapa relativamente sencilla, salvo por la ascensión a Calicanto. Tras una frenética salida hacia Torrent, reinó la calma previamente a una subida en la que se marcaron bastantes diferencias entre unos grupos y otros. Fruto del cansancio acumulado durante la semana, no estuve a buen nivel. Lo mejor del día fue ver a Pere en buena forma. Hasta la fecha, ha sido la última ocasión en la que he compartido kilómetros con Manu. Volveremos a coincidir pronto, imagino.

Almorzamos en Cheste, a sabiendas de la existencia de algún nostálgico de los bocadillos del bar más frecuentado por nuestra peña. Como curiosidad, cruzamos la población no sé muy bien por dónde, transitando por unas callejuelas estrechas en las que coincidimos con unos gatos que parecían estar poseídos por el espíritu de Hulk Hogan.

Ya en la vuelta, daba gusto rodar detrás de Diego. Pocos guían el grupo tan diligentemente. Pasar al relevo suele hacerse con objeto de mantener el ritmo de la locomotora, respetando el buen estado de los vagones traseros, para que estén preparados cuando el maquinista decida tomar un respiro. Eso aparentemente tan sencillo parece una ciencia infusa para muchos.

Al día siguiente, etapa típica por los caminos de la huerta. Camino Viejo de Godella, carretera a Borbotó, etc... Ya se sabe, los emplazamientos típicos por los que uno suele estirar las piernas los domingos.