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Alcanzando casi el Cielo... en el Veleta

14 - Julio - 2011 /1 Comentarios/en cicloturismo

Crónica de la Subida al Veleta 2011. (1ª parte)


Que el cicloturismo es maravilloso, es una afirmación bastante obvia por mi parte. Etapas como la del pasado sábado así lo atestiguan. Aventura, capacidad de superación, ilusión por llegar a lugares recónditos, por alcanzar el Cielo... Pocas marchas definen mejor este espíritu que la Subida al Veleta.

 

Ésta ha sido mi tercera participación consecutiva, y probablemente la mejor. Quinta marcha del año, tras Massamagrell, Degollaos, Ayora y Quebrantahuesos, el Veleta es realmente especial. Se trata de 40 kilómetros al 6% de pendiente media (¡se dice pronto!), con una pendiente máxima del 14%. Por si esto fuera poco, se llega a casi 3300 metros de altitud, lo cual supone transitar por la carretera asfaltada más alta de Europa. ¡Casi nada!

 

Una de las ventajas de esta marcha es la perfecta conciliación con el entretenimiento de la pareja. Puede parecer una tontería, pero estar en Granada es una gozada, y facilita mucho las cosas. El primer año estuvimos en la capital, si bien, por el hecho de estar en el mes de julio, estos últimos años hemos preferido las playas de Carchuna y Salobreña.

 

En el caso que nos ocupa, Salobreña ha sido un completo acierto. Si bien las playas de la costa granadina no son mis favoritas, el pueblo es tremendamente fabuloso. Me recuerda mucho a Chelva, repleto de callejones, calles empinadas, miradores, flores en las calles, casas blancas, gatos vagabundeando por la noche... Todo el casco antiguo destila lo mejor de las construcciones árabes, sobre una ladera que acaba en el conocido Castillo de Salobreña. A diferencia de Chelva, Salobreña es mucho más grande, y tiene el aliciente de estar junto al mar. Sin duda, uno de los pueblos más bonitos de nuestro país.

 

Como es habitual en esta marcha, estar relativamente cerca de casa supone que al final acaba uno llegando pasadas las diez de la noche al hotel, por aquello de no pedirse el día en el trabajo. Afortunadamente, pudimos cenar muy bien y baratísimo, dicho sea de paso, en uno de esos bares en los que te sirven tapitillas (así las llaman ellos) y unas medias raciones de escándalo. Del mítico Porfirio de Rascafría pasamos al emblemático Miguel Jesús de Salobreña. Voy a tener que hacer la guía “A golpe de pedal” y repartir tenedores por los barecillos de España.

 

Después de acostarse más tarde de las doce, levantarse algo antes de las cinco de la mañana no hace mucha gracia. De todos modos, como tenía que desplazarme a Granada, y encontrar el Paseo de la Bomba, sin tener ni puñetera idea, ni GPS que la avale, preferí ir con tiempo suficiente. Este año la salida era diferente a la habitual de Cenes de la Vega, lo cual hacía la marcha un pelín más larga, aunque los primeros kilómetros adicionales fueran relativamente llanos.

 

Después de guiarme por mi acertada intuición y preguntar a un sabio taxista, llegué a la línea de salida sin problemas. Allí estaban los militares y unas mozas italianas para organizar el cotarro. Después de recoger el dorsal, tuve que aparcar en algún lugar en el que no me fueran a llevar el coche con la grúa, cerca del Palacio de Congresos. Como tenía tiempo de sobra, me puse mil alarmas en el móvil y decidí echar una cabezadita mientras escuchaba de fondo un programa de radio tan curioso como tendencioso.

 

Una hora antes de la salida, monté la bicicleta, arreglé los bártulos, y me acerqué a la salida. En ésta, mi cuadragésima marcha cicloturista, se me hacía un poco raro ir solo, sin algún amiguete. Me he malacostumbrado a la compañía de Diego, Moiso, Dani y compañía… Vuelta a los orígenes.

 

Ambientazo en la salida. No son muchos ciclistas, habrá unos 600 participantes. Algunos de ellos van como un tiro. Otros se quedan por el camino. Se ven bastantes extranjeros, como siempre. Esta ascensión llama mucho la atención de los europeos. Hay todo tipo de bicicletas, también algunas de montaña. Al fin y al cabo, esos desarrollos casi son mejores que los de las de carretera para afrontar semejante puerto.

 


Última actualización 14/07/2011 21:45:50

Moises Orgaz Perez 15/07/2011 8:01:58

Solo deciros que nuestro presidente a parte de sus peazo de crónicas, para quien no lo sepa es mas duro que las piedras de Bilbaooooo. Ahí va la última como ya va su tercera, la subida al Veleta eso si que es sufrimiento.
Hay que tomar nota de el, de lo que es literalmente amor por la bicicleta y del ciclismo.

Sigue así, no cambies nunca.


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