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Irati Xtrem 2014

Posiblemente la marcha cicloturista más bella de la geografía nacional

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Irati Xtrem, la marcha más bella de la geografía nacional (5ª parte)

26 - Noviembre - 2014 en cicloturismo

Crónica de una marcha extrema como indica su nombre, más si cabe por las circunstancias que se dieron. Recuerdos imborrables en compañía de Axel, Cento, Chevi, Julián, Luismi y Miguel Ángel. (Quinta parte de la marcha, Errozate y Ochagavía).


Hemos llegado al kilómetro 62 y parece que seamos héroes. Ya lo compuso David Bowie en aquella genialidad de los maravillosos años setenta, We can be heroes just for one day. Todavía resuenan las notas de slide guitar del magnífico Mick Ronson en el estadio de Wembley, en esa maravillosa reunión del Delgado Duque Blanco con el armónico estandarte de las Arañas de Marte y los tres supervivientes de la Reina. Toda la canción suena a épica de principio a fin, desde el primer hasta el último acorde. Esa épica es precisamente la que necesito para superar los avatares que se me presentan. Mi salud se resiente, y ante eso ha habido que tirar de cabeza en el primer tramo y, a partir de este punto, de enormes dosis de testiculina, en cantidades ingentes. Dicho de otro modo, una vez superado el sector que requería inteligencia, damos paso a los cojones. Perdónenme la expresión, pero no hay otra más descriptiva de la situación.

Sigo sin poder sentarme apenas en el sillín. Por suerte, siempre estoy acompañado de Axel, quien no me deja ni un momento solo. El descenso de Errozate, camino de Surzai, transcurre por una carretera estrecha en la que es recomendable andar con un poco de cuidado. Es una auténtica odisea. Piensa uno en comer y apenas si puede echar mano al bolsillo trasero del maillot porque cada dos por tres la supuesta bajada se ve interrumpida por una rampa que recuerda en parte al muro que acabamos de subir hace unas horas. ¿Estamos ya en el siguiente puerto?, nos preguntamos Axel y un servidor. La respuesta es siempre la misma: no. Por suerte, entre tanto repecho, acabamos llegando a pie de Surzai Lepoa. Por delante tenemos siete kilómetros a poco más del 4% de media con un kilómetro al 7%. No es un puerto extremadamente duro, pero sí precioso, algo que no por mucho repetir va a ser suficientemente destacado en esta crónica. Sin embargo, a estas alturas ya llevo mucho desgaste en mi maltrecho cuerpo y, gracias al cobijo de la amistad de Axel, Chevi y Miguel Ángel, sigo adelante. Como anécdota, coincidimos con otro ciclista valenciano, quien nos reconoce y conoce nuestro barrio, y la famosa rampa del Parque de Benicalap, mítica para todos los que nos deslizamos por ella tantas y tantas veces cuando éramos niños. Seña de identidad como pocas, en estos tiempos que corren, cabe recordar que nosotros también las tenemos y no pocas. Ei, xics, sou de Benicalap? Xe, què be, digueu que sou rodadors però en realitat sou escaladors que esteu sempre entrenant rampa cap amunt rampa cap a baix en el Parc de Benicalap!!! Vinga!!! Pues sí, el muchacho logró sacarme una sonrisa.

Pequeño descenso de nuevo, y afrontamos Bagargi. Antes hay una pequeña llanura por unos preciosos lagos donde algunos aprovechan para tomar magníficas instantáneas. Yo disfruto del paisaje, pero soy consciente que voy a pasar del jaque o del tocado al jaque mate o al hundido, según hablemos de ajedrez o de Hundir la flota.



La marcha es bellísima. También muy dura. Yo no puedo ni sentarme en el sillín, el estado de salud no es el óptimo, y las defensas están cada vez más bajas. Pero si algo tengo y no me parece que a estas alturas sea un ejercicio presuntuoso por mi parte, eso es amor propio y espíritu ciclista. No me voy a retirar. Quiero hacer una de las mejores dedicatorias de mi vida. Dudo que pueda hacerla en la Maratona dles Dolomites, y voy a asegurarme al menos una de ellas. Por lo que más quiero.

En Bagargi, soy un poema. Afronto la subida a sabiendas de las limitaciones que tengo ese día, pero se puede ser héroe por un día, ya lo cantaba Bowie, y éste es el que he elegido. Ya quedaron atrás los días de lluvias torrenciales o de bielas rotas en la Quebrantahuesos. Ésta es otra prueba de fuego, y la voy a superar. Tengo junto a mí a los mismos de siempre, a la corte de fieles vasallos que tengo a mi lado. Meses después, no se me va de la cabeza la imagen de Chevi queriéndome ayudar, ofreciéndome comida, gastándome bromas distraerme; y yo sin apenas fuerzas respondiéndole con monosílabos. Y con ésas acabamos llegando a la  cumbre, más allá del Parking de Chalets de Irati, donde pregunto desesperado dónde está el final a una mujer francesa. Buff, al fin... ya ha acabado el suplicio. Aún así, me planteo que tengo por delante Larrau, otro coloso como Errozate, uno de los puertos más duros de los Pirineos, más incluso que muchos tantas veces mencionados como Tourmalet, Luz Ardiden y Hautacam. ¿Qué es eso para mí?, pienso. Mientras bajo Bagargi, anonadado por la espectacularidad del descenso por esta vertiente hasta el pueblo de Larrau, medito cómo salir de ésta. La verdad, no sé cómo. Ya he dicho en párrafos anteriores que la inteligencia había dado paso a otra cosa. Por ser finos, llamémosle ahora inteligencia emocional.



En Larrau pueblo, Axel se detiene un momento a saludar a su familia, que ha venido desde Pau a ver a este magnífico guerrero en su magnífico estreno en una marcha cicloturista. Como los grandes. Eddy Merckx se proclamó vencedor en su primera participación en el Tour de Francia en 1969. Laurent Fignon hizo lo propio en 1984. Salvando las enormes distancias, Axel Peiró se sacó el carnet de ciclista por todo lo alto en una marcha enorme, con una participación soberbia, en su año de debut (en 2013 comenzó en julio). Como dicen en su otra tierra, chapeau!!!.

¿Para qué quieren que les cuente Larrau? Miren, la ventaja de escribir la crónica tan tarde es que han pasado varios meses y me ha dado a subirlo como un tiro con un estado de salud aceptable. Allí, en junio, con el cuerpo totalmente debilitado por cuestiones ajenas al ciclismo, fue un auténtico calvario. Aún así, me gusta tanto la bicicleta, que llegué a disfrutarlo. ¡Estaba pisando el asfalto por el que Miguel Indurain lo pasó fatal en aquella mítica etapa del Tour de Francia de 1996 con final en Pamplona! Querido Miguel, tranquilo, lo mío tuvo menor repercusión, pero lo pasé mucho peor.

Ya arriba, cuestiones del destino, vuelvo a unirme a Chevi. Está helado de frío. En plena cima, entre la niebla, le presto mi chubasquero. Bajo con una sensación térmica bajísima, pero no quiero que mi fiel amigo, el mismo que a lo largo de toda la marcha me ha prestado tantísima ayuda, quede congelado. Eso es el ciclismo. Hoy por ti, mañana por mí. Por eso, señores, amo este deporte, porque en él he encontrado a buena parte de mis mejores amigos, a gente dispuesta a echarme una mano cuando la necesito. Y no, no se equivoquen, no soy tonto. Sé que unos sí y otros no. No todo el mundo es igual. Pero cuando encuentras a alguien como Chevi y vives experiencias de este tipo, como más de una que ya hemos compartido previamente, sabes que tienes un amigo de verdad.

El dolor se disipa. ¿Quién lo recuerda? Es momento para disfrutar. Lo hemos logrado. Estamos en Ochagavía. Dos besos al cielo, y un tercero mucho mejor, que a estas alturas de la película ya conocen mis compañeros. Hasta que llegue la Maratona dles Dolomites, si es que me recupero, no dudo que es la mejor dedicatoria de mi vida. Finalmente, sumidos en un emotivo abrazo, llegamos juntos a la meta. La Irati Xtrem es nuestra.

Otra vez, hemos conseguido la Gloria. En mi caso, en unas circunstancias tremendamente adversas y acompañado de amigos extraordinarios. Una nueva lección de la vida. Una lección de la que también hago partícipe a Julián Ramón, quien no ha podido acudir, pero que nos ha enseñado muchas cosas, en particular este último año. Gracias, AMIGOS.

Tras la ducha, apenas puedo andar. Casi estaba mejor en bici que sentado en un bar. En cualquier caso, es momento para la fiesta. Fiesta que se vive en un par de restaurantes acompañado del resto de Rodadores (sí, da gusto acudir como peña ciclista hermanados a una marcha cicloturista) con permiso de alguna camarera y de su comprensiva madre. Pronto acabo en la cama.

El domigo vuelvo a Puertollano como puedo; en coche, eso sí. Paso antes por Madrid. Allí me espera la mujer que soporta mi afición. La misma a la que recuerdo y por la que estallo de alegría cuando llego al Hotel Valonsadero a comer, en Soria, en la escala previa que me lleva más tarde a la capital. Alegría por haber acabado la marcha más bonita que jamás he realizado. Bohemian Rhapsody sonando a todo volumen en el equipo de música. El coche se acerca a Valonsadero. La vida puede ser maravillosa.


Próxima estación: Corvara Alta Badia.






Última actualización 12/02/2015 13:40:50

  1. 1. Irati Xtrem, la marcha más bella de la geografía nacional (1ª parte)
  2. 2. Irati Xtrem, la marcha más bella de la geografía nacional (2ª parte)
  3. 3. Irati Xtrem, la marcha más bella de la geografía nacional (3ª parte)
  4. 4. Irati Xtrem, la marcha más bella de la geografía nacional (4ª parte)
  5. 5. Irati Xtrem, la marcha más bella de la geografía nacional (5ª parte)
  6. 6. Fotos
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