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Beselga, Peñas de Dios y La Calderona

11 - Junio - 2014 en cicloturismo

Primeras rutas del mes de mayo en Valencia.


2 de mayo. Pese a estar en Valencia, ayer aproveché para descansar y dedicarme a otras actividades lúdicas que bien merecen ser realizadas. No todo iba a ser bicicleta en la vida. Pocas cosas mejores que una buena comilona y posterior partidazo en la Fonteta. Dicho sea de paso, el Valencia Basket lo bordó ante el multimillonario Unics Kazan. Desde luego, la famosa cultura del esfuerzo es aplicada por estos enormes titanes del deporte. Valores como la lucha, la perseverancia y el trabajo en equipo se anteponen al resto en el grupo perfectamente dirigido por Velimir Perasovic. Velores que bien se pueden exportar a nuestra actividad cicloturista y, sobre todo, a nuestras vidas.

 

Centrémonos en la etapa de hoy. Echaba de menos la bicicleta de montaña. Recorrido que con el tiempo presiento que va a ser cada vez más tradicional en mis rutas. Salida por el Povitxol, colina de pista bastante aceptable, con tierra, gravilla y algún tramo ocasional con piedras un poco más levantadas. En su vertiente norte es relativamente llevadero. Descenso hacia Albalat dels Tarongers. Pronto te acabas sumergiendo en una estrecha carretera, ya asfaltada, entre campos de naranjos y algún que otro níspero, con la impactante imagen del Garbí al fondo, presidiendo la insigne Calderona.

 

 

Una vez en Albalat, pueblo perfectamente representativo de la tradición valenciana, puede uno elegir entre multitud de puertos y colinas a un paso. Ligeramente al este, Gilet. Recto, al sur, Segart. Un poco al oeste, Estivella y Torres Torres. Todas estas poblaciones, con infinidad de subidas y fabulosos recovecos ideales para la práctica del cicloturismo.

 

Esta vez he optado por acudir a Estivella, junto al cauce del río Palancia, el cual, por cierto, he cruzado para llegar al pueblo desde el barranco. Subida que no mucha gente conoce pero que me recuerda a las cuestas en las que comencé mi andadura hace uns cuantos lustros entre callejones perdidos en Chelva.

 

No tenía mucho tiempo, así que he optado por la ascensión al Castell de Beselga, siempre repleta de simpáticos gatos en la pequeña pedanía que da nombre al castillo. He descensido por la parte contraria, mucho más empinada, prometiéndome volver cuanto antes para afrontarla. Desde allí, he accedido a Estivella de nuevo por un camino de tierra, que para eso va uno en bicicleta de montaña y le gusta adentrarse entre túneles perdidos.

 

 

Desde Estivella, he deshecho el camino por Albalat dels Tarongers y el Povitxol, subiendo este último por la vertiente sur, mucho más exigente, con un curveo final, hormigonado por motivos obvios, que requiere no poco esfuerzo.

 

En definitiva, interesantísima etapa para calentar motores antes de la jornada del sábado con Rodadores.

 

3 de mayo. Este mes de mayo me he prometido no volver demasiado tarde a casa. Hay buenos motivos para ello. Dado que al acabar la etapa aún tengo que hacer unos cuantos kilómetros en coche hasta casa, pienso acortar las rutas un poco, no desplazándome hasta la sede del Portalet, sino hasta un lugar relativamente próximo. Pues bien, siguiendo esas premisas, he acabado en Bétera, donde me he unido al resto de Rodadores.

 

Después de la Brevet 300 de Massamagrell, no me apetecía forzar demasiado la máquina. Hasta Marines, hemos rodado tremendamente relajados. Quizá demasiado. La principal noticia ha sido que Carol va a participar la semana que viene en la Marcha de Ayora-Cofrentes. Es tan discreta la muchacha que poco más y nos lo dice después de acudir a la cita. Yo, por primera vez, me caigo de la convocatoria. No quiero agobiarme de bicicleta, y aún quedan retos enormes más adelante, llámense Irati Xtrem o Maratona dles Dolomites.

 

Lo mejor de la etapa ha sido sin duda el tramo a partir de Casinos. Una pena el éxodo de tantos buenos amigos que por unas circunstancias u otras estaban fuera de forma. Al menos, hemos podido disfrutar de su compañía por momentos. En cualquier caso, el tramo que une esta localidad y Villar del Arzobispo ha sido mucho más sencillo que en la Brevet 300, por motivos obvios. Antes de llegar a Villar, pueblo que siempre ha competido con Chelva por tener la primacía de la comarca de Los Serranos, y que uno recuerda de sus tiempos mozos por algún que otro entierro de la sardina, por las rutas en bicicleta en mis inicios, y por haber tenido a Héroes del Silencio en concierto en sus comienzos, he salido a acompañar al bueno de Chevi en uno de sus ataques lejos del destino. Cansado por no haber dormido apenas, no me he encontrado muy allá. Pero bueno, por Chevi uno hace lo que sea, y he colaborado lo que he podido para darle vidilla al asunto. Al cabo de unos kilómetros, Dani y Paco nos han pasado como una exhalación. Chevi y yo hemos continuado hasta arriba cuasi impertérritos, a nuestro aire. Confesiones de alcoba, charlas entre amigos, y agradable estancia con alguien a quien aprecio mucho. Y bien, ¿qué decir del coche escoba? Pau, sí, Pau. Se le echa mucho de menos sobre la bicicleta. Me consta que está volviendo. Sin prisa, pero sin pausa. Le queremos tener tan pronto como sea posible entre nosotros. Compañeros así no abundan.

 

Las Peñas de Dios no se subían desde hace bastante tiempo con la peña. Ha sido todo un acierto recuperarlas. Las hemos disfrutado mucho. Hay, incluso, quienes no las habían subido nunca hasta hoy. Arriba, muchas fotos, y mucha locura y diversión. Momentos así unen. Chevi y David son un show. ¿Qué más puedo contar?

 

 

El almuerzo, ya en Higueruelas, otro espectáculo. Muy agradable. La vuelta, tranquila, todos muy agrupados, como buenos amigos, a veces tanto que podía ser un poco desesperante. Nada demasiado digno de mención.

 

4 de mayo. Interesantísima etapa con la bicicleta de montaña por mi territorio reservado. A la siempre acogedora colina del Povitxol y la tremendamente autóctona belleza de los campos en Albalat dels Tarongers, he unido un par de ascensiones más desde Gilet. Una de ellas, nueva para mí: el Coll de la Calderona. Comparte un primer tramo con Santo Espíritu. De hecho, he llegado hasta el monasterio a muy buen ritmo, de pique sano con otros ciclistas. Más tarde, mucho más tranquilo, he tomado el desvío hasta el Coll de la Calderona. En general, no es muy exigente, pero tiene rampas al 12% y es muy bonito, sobre todo en su parte final. Desde Gilet, 4 kilómetros al 3% de pendiente media. Nada prohibitivo, y desde luego muy recomendable. Me ha encantado. También en Gilet he subido la Ermita de Sant Miquel. Mucho más corta. Mucho más dura. Perfecta para entrenar los muros que más tarde llegarán en la Irati y en la Maratona.

 

 


Última actualización 11/07/2014 1:44:38


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